10/12/2006

VAINILLA Y CHOCOLATE




El día estaba hermoso, lo recuerdo bien, el calor de sol de aquella mañana se quedó en mi para siempre, incluso hoy en estos fríos días de invierno, cuando cierro los ojos, puedo sentirlo, calentandome, abrigandome de amor.
Tantas veces estuve sentado en esa plaza, tantas tardes que pasé ahi en esa misma banca, solo, fumando y mirando la gente pasar, todos distantes, ajenos, yo solitario, incompleto .
La vi desde lejos entre toda la gente, radiante, era un otro sol, uno pequeño pero igual de poderoso, de inmediato lo supe, sin dudar, era ella, ella y venía directo hacia mi.
Se acercó e investigándome con sus enormes ojos, sonrió, ¡me sonrió! ¡a mi! como ser digno se semejante regalo, sentí tanta verguenza que el rostro se me enrojeció y las manos me temblaron, se sentó a mi lado y poniendo su delicada mano en las mías preguntó en voz baja :
¿Eres tú verdad?
apenas pude responder
Si, si soy yo.
Era tan hermosa, tan perfecta, inocente y dulcemente amable, me sentí bendito, sentí una vez más que no la merecía, que la soledad era mi justa recompensa, nada más.
No recuerdo otro momento de mi vida en que los ojos me dolieran por las lágrimas contenidas, contenidas como este amor de tantos y tantos años, ella, otra ves sonriendo, me dijo:
¿Y como quieres que te llame?
¿Papá?, papá estaría bien.
¡Ok!... Papá, ¿vamos? .
De la mano fuimos juntos por un helado.

10/05/2006

En/Cerrado.



A veces me siento prisionero,
de mis falencias,
de mis talentos rotos,
de mis errores,
de mi falta de constancia,
de mis mentiras,
del miedo al fracaso,
del miedo al exito.
de las lagrimas añejas,
de las lagrimas nuevas y frescas,
del atardecer de mi vida,
del anochecer mas aun,
del cansancio,
de la falta de talento,
del poco tiempo,
del tiempo interminable,
de mi humanidad,
a veces me siento prisionero,
encadenado a la condena
de ser, lo que soy.